La educación vocacional por sectorización de la formación profesional.
Además de las reformas que requiere el Sistema de Educación Formal se necesita una sustancial reestructuración del INCE para proporcionar a la fuerza de trabajo del país una formación que vaya desde lo más elemental de cada oficio o profesión hasta el nivel superior.
Para Ilustrar lo que aquí propondremos, nos basaremos en una experiencia de nuestra realidad. En 1963 se fundó en Venezuela el Instituto de Capacitación Bancaria (INSBANCA), constituido por la Asociación Bancaria Nacional, el INCE y el sindicato del sector bancario. En el Directorio de INSBANCA los banqueros presidían la Institución y en la práctica nombraban a su administrador-gerente. El cual contaba con un financiamiento equivalente al 60% de sus aportes al INCE. El aporte que pagaban las empresas al INCE era del 2% de los sueldos y salarios de sus trabajadores.
En la elaboración del proyecto se estableció que los cursos básicos facilitarían la “entrenabilidad” o capacitación de los trabajadores para aprender con facilidad en otros cursos los distintos oficios de la banca: crédito, contabilidad y auditoría, operaciones con el exterior, banca hipotecaria, etc. Así, desde el principio no se estableció una formación limitada a un oficio concreto como el de cajero de banco, sino que se pensó en prepararlos desde la labor o tarea más simple a la de un nivel superior, que pretendía incluir la misma presidencia del banco.
En INSBANCA se abrieron cursos a los que acudían desde los motorizados y oficinistas hasta altos ejecutivos, incluyendo los del Banco Central. Para facilitar la formación se fijó el horario de clases en horas distintas al horario de trabajo. En algunos programas se incluían los días sábado y en otros los cursos se dictaban dentro del banco en horas laborables. También se flexibilizaron los estudios. No había limitaciones para incorporarse y desincorporarse y volverse a reincorporar.A las materias correspondientes a cada oficio se le asignaban unos créditos que sumados daban derecho a títulos, que venían a ser como peldaños en la escalera de un proceso de ascensión progresiva en su formación bancaria.
Además del programa de formación de adultos, hubo otro, exigido por la ley, mediante el cual las empresas se obligaban a contratar jóvenes de no más de 17 años en proporción equivalente al 5% del personal de la empresa. Estos aprendices cumplían un período de rotación por las distintas funciones del banco, y, simultáneamente, recibían clases teóricas en INSBANCA.
Durante ese proceso, que podía ser de uno a dos años, el aprendiz recibía el sueldo mínimo y en el caso de INSBANCA, por resolución del Ministerio de Educación en 1972, llegaron a obtener por convalidación el título de bachiller con mención en el oficio aprendido. Creemos que no existe un programa mejor para iniciarse en un oficio. El aprendiz, como su nombre lo indica, aprende un oficio; gana un sueldo y; obtiene el título de bachiller, que le abre las puertas a la universidad.Es de notar que los demás trabajadores de la banca también tenían acceso a la equivalencia con el bachillerato.
Para atender un proceso de expansión rápida de la banca, INSBANCA capacitó unos 400 universitarios en la parte operativa del banco en cursos de un año.Posteriormente surgió la posibilidad de desarrollar una Universidad para la banca y su estudio fue patrocinado por la Asociación Bancaria Nacional y fue aprobado por el Consejo Nacional de Universidades como el Instituto Universitario de Banca y Finanzas.
Del caso de INSBANCA se pueden extraer muchas lecciones. La más importante consiste en que instituciones como INSBANCA pueden constituirse en tantos sectores productivos como se quiera, para promover entre sus trabajadores una formación que parta desde el nivel elemental (a fin de incluir a todos los que tengan una limitada preparación) hasta el nivel universitario, sea el de técnicos, licenciado, maestría o doctorado.
El sistema esbozado es parecido al programa alemán de enseñanza dual, con el añadido de reafirmar la convalidación de los estudios con títulos de educación formal. Adicionalmente estas instituciones sectoriales estarían en condiciones, durante las horas hábiles del día, de asumir, por contrato con las autoridades públicas, la tarea de adiestrar gratuitamente a las madres pobres que ahora dispondrían de tiempo para estudiar y trabajar proporcionándoles también alimentación y otros gastos. Igual cosa se puede hacer con los desempleados y los trabajadores informales.
Ventajas adicionales de la sectorización.
• Una ventaja particularmente importante se refiere a la capacidad para reducir los costos de la enseñanza. El hecho de que los gremios productores vean a la escuela de su sector como algo propio, facilita la confianza para abrirle las puertas a la cooperación. Por ejemplo, antes de que se liquidara INSBANCA, el 61% de los cursos se dictaban en los propios locales de los bancos. Esta facilidad reduce sensiblemente los costos, pues limita los gastos al pago de las horas dictadas por el profesor y al costo de las guías entregadas a los alumnos.
• Como el personal administrativo es muy restringido y la casi totalidad de los instructores son contratados por hora de clase efectivamente dictada, el profesorado no depende de ese ingreso. Su fuente principal está en la función que desempeñan en la empresa. Por lo tanto, se disminuyen, por no decir que desaparecen, las probabilidades de conflictos laborales.
• Si los aportes que deben pagar las empresas se entregan directamente a su respectiva Escuela Sectorial, notificando al INCE de tal pago, el Director y los Funcionarios de la Escuela, por el conocimiento que tienen de su sector, pueden conocer qué empresas no aportan o lo hacen insuficientemente. Por razones de interés mutuo, el Director de la Escuela informará al INCE para que exija el pago de los aportes.
• No menos importante es el hecho de que las Escuelas Sectoriales son fundaciones de carácter privado, por lo que son mucho más impermeables al clientelismo político y a las ideologizaciones. Tal circunstancia facilita las promociones por los méritos profesionales en vez hacerlo por el grado de confianza del político.
• Una vez que se desarrollen a plenitud las Escuelas Sectoriales, éstas también podrían constituirse en excelentes centros de investigación y en productoras de innovaciones para los gremios productivos, ya que tienen más capacidad que una empresa individual para acometer investigaciones y están mucho más cercanas a los centros de producción. De ese modo los sectores productivos del país estarían mejor preparados para los altos niveles competitivos que acarrea la globalización.
¿Cuáles serían las funciones del INCE?
Si bien el INCE desconcentra gran parte de sus funciones, es importante que mantenga las siguientes:
• Dictar las normas mínimas que ha de exigir a las Escuelas Sectoriales por razón del bien común. Por ejemplo, que los aportes empresariales se destinen al adiestramiento de los trabajadores (en vez de becar en el exterior a los hijos de los dueños).
• El INCE actuaría subsidiariamente, es decir, si el sector productivo no quiere operar la Escuela Sectorial que le corresponde o lo hace de una manera abiertamente ineficiente, el INCE asumiría la función de constituir y administrar temporalmente esa Escuela Sectorial hasta tanto el gremio esté dispuesto a asumirla, u ofrezca pruebas de poder administrarla con eficiencia. Y, en fin, el INCE debe cooperar para que así ocurra.
• Una de las funciones más útiles que podría prestar el INCE, consiste en que el personal que lo represente en las directivas de las Escuelas Sectoriales tenga una excelente preparación en al área de la formación o capacitación vocacional. Si tal fuera el caso prestarían un servicio invalorable a los demás directores. Los empresarios y, todavía más, los sindicalistas suelen ser ajenos a la actividad docente y un representante del INCE debidamente capacitado sería una voz adicional a la del Director Ejecutivo de la Escuela.
• En todo caso, el INCE sería el órgano rector de toda la actividad.