MODIFICACIÓN DE LA PROPUESTA DE SALARIOS PARTICIPATIVOS
Uno de los grandes males de la sociedad económica moderna es el desempleo o subempleo de la fuerza de trabajo humana. Entre las varias causas de este mal la más difícil de resolver son las recesiones o crisis económicas. Las recesiones obligan a los empresarios a reducir sus costos, entre ellos los gastos en personal. En consecuencia despiden a parte de sus empleados, loscuales van al paro forzoso. Cabe preguntarse, entonces, si en períodos de recesión habrá otras opciones distintas a las de reducir la producción y el empleo.
La propuesta de Martin Weitzamn
La propuesta de este profesor de la Universidad Harvard, conocida como “salarios participativos” consiste en hacer fluctuar los salarios junto con las utilidades de la empresa. A mayores utilidades, salarios también mayores; pero cuando las ganancias bajen, bajan igualmente los salarios. Para regir el funcionamiento de este sistema, hay que establecer, en cada empresa, de mutuo acuerdo entre trabajadores y patronos la proporción según la cual participarán unos y otros en el ingreso de la empresa. Son los llamados “coeficientes de participación” que variarán de una empresa a otra según predomine en ella el capital o el trabajo. Los coeficientes de participación se negociaría de modo similar a los actuales “contractos colectivos”.
Cuando los salarios son rígidos –como lo son ahora- al presentarse una crisis, el empresario se ve forzado a reducir la producción, y, en último término a despedir trabajadores, para poder conservar parte de su utilidad. Ahora bien, el desempleo así causado termina por bajar los niveles de demanda global de la economía, con lo que se generan reducciones del consumo que obligarán a nuevas reducciones de la producción y causarán más desempleo.
Con el sistema de salarios participativos, al afrontarse una crisis, el empresario tiene la opción de bajar sus precios sin reducir la producción, pero bajando a su vez, en la proporción correspondiente, tanto los salarios como las utilidades . NO HABRIA DESPIDOS, NI DESEMPLEO, aunque todos ganarían algo menos.
Si todas las empresas están en el mismo caso (de salarios participativos) todas podrían bajar sus precios sin reducir la producción, conservando la totalidad de su personal. A la larga, amén de evitar el desempleo general ganando todos algo menos, también bajarían todos los precios, con lo que se compensarían, al menos en parte, la pérdida general de poder adquisitivo.
Solución al desempleo actual.
El esquema de salarios participativos hace posible que los empresarios puedan contratar nuevos empleados sin tener que aumentar los costos de personal. Obviamente, los empleados actuales asumirían el aumento de personal aceptando rebajarse sus ingresos actuales. Sin embargo, tal “sacrificio” sería temporal, ya que al alcanzarse el pleno empleo, no bajaría más el nivel promedio de los salarios.
Efectos del sistema de salarios participativos en la economía
El primer efecto consiste en la estabilización del empleo existente, ya que al haber una crisis o recesión no ocurrían despidos de personal. Por otra parte, los empresarios pasan a ser los más interesados en el aumento del empleo y la producción. Todo esto hace pensar que en el mediano y largo plazos las economías tenderán a crecer no a contraerse, con lo cual los trabajadores verían sus ingresos aumentar relacionados como están con los aumentos de ingresos y beneficios de su empresa.
Por último, el sistema facilita las inversiones al reducir su riesgo, aunque, paradójicamente, la mayor objeción al sistema de salarios participativos consiste en afirmar que desestimulan la inversión pues los beneficios de una inversión nueva tendrían que compartirse forzosamente con los trabajadores.
Veamos esto con más detenimiento.
A pesar de que el sistema de salarios participativos, como hemos dicho, disminuye el riesgo de toda inversión, no obstante la dificulta, y con ello la aplicación de nuevas tecnologías e innovaciones. Es precisamente por causa de este desestímulo al progreso, por donde ha surgido la principal objeción a la implantación de los salarios participativos. Esta crítica realmente importante ha sido formulada por varios economistas destacados, entre ellos el Premio Nobel: James Meade.
Así por ejemplo, si una empresa poco intensiva en capital decidiera introducir en su proceso alguna tecnología y equipos para aumentar su producción sin incrementar el personal, vería que –dado su actual coeficiente de participación más favorable a los trabajadores- tendría que compartir con estos la mayor parte de la rentabilidad de la nueva inversión. Lo cual equivale a decir que el crédito para el inversionista del capital se reduciría, en la práctica, a una pequeña porción de lo esperado. Esto inhibiría al inversionista, pues su capital podría rendirle más en otro destino, inclusive manteniéndolo como ahorro en el banco.
Se trata, entonces, de un muy severo tropiezo del sistema de salarios participativos, pues iría en contra de las innovaciones y el progreso.
Algunas soluciones a la objeción fundamental.
El propio Weitzman formuló algunas posibles soluciones. También otras varias se han propuesto, entre ellas un cambio en los “coeficientes de participación” que contemple la nueva “intensidad del capital” en beneficio de los inversionistas. Sin embargo, todas a su vez causan nuevos inconvenientes, por lo que nosotros hemos elaborado una propuesta propia que consiste en fijar unos “pisos”, tanto de salarios como de remuneración del capital.
En efecto, si se garantiza a toda inversión una tasa de retorno equivalente al costo del dinero tomado a crédito en la banca, y a los trabajadores el salario mínimo del mercado, entonces los “coeficientes de participación” se aplicarían sobre el excedente de utilidad una vez deducidas tasas y salarios. Esto daría lugar a que la inversión nueva obtenga un rendimiento satisfactorio, manteniéndose las ventajas del sistema de salarios participativos.
En el capítulo XI del libro que nos ocupa se ofrecen numerosos ejemplos numéricos de todo lo aquí expuesto a los cuales remitimos al lector interesado.